El Final de “El
Estudiante de Salamanca”
En la obra “El Estudiante de Salamanca” Espronceda realiza su propia
interpretación de una leyenda popular, en concreto, la del estudiante Lisardo.
No tardamos en encontrar la clara conexión entre la obra de Espronceda y la
leyenda de Don Juan. El personaje de Espronceda va en contra de los valores de
la sociedad en la que vive y se enfrenta a ellos, no los respeta y, por tanto,
los transgrede.
Podríamos decir, por tanto, que hablamos de lo que podríamos calificar
como antihéroe. Como ejemplo de esta rebeldía, no hay más que destacar su
confrontación contra el concepto de Dios cristiano como también ocurre con el
Don Juan de Zorrilla. La negación de los valores de la iglesia cristiana no
conlleva en ningún momento de la obra un arrepentimiento o un castigo ante la
osadía y en esto se diferencia del personaje de Zorrilla.
Se ha sugerido que Espronceda usa la personificación para hacer que
Elvira represente el Bien y Don Félix el Mal. Pero, si esto es así, nada tiene
que ver con los valores cristianos ya que no podemos considerar que el
personaje de Elvira sea menos transgresor que el de Don Félix.
No hay
arrepentimiento en ella y en ningún momento considera que la actitud y posición
de ninguno de los dos deba ser reprendida. La pérdida de Don Félix es lo único
que en realidad la inquieta. No hay ni que decir que Don Félix del mismo modo
en ningún momento muestra remordimientos por sus acciones claramente
transgresoras.
Afronta con valentía la muerte y ni esta le hace pedir perdón por sus
acciones y pensamiento. Por lo tanto, mantiene su espíritu intacto. La misma
narración muestra su clara admiración por el personaje y en ningún momento lo
condena o pone en duda ninguno de sus actos.
De hecho, la actitud narrativa
permanece inalterable de principio a fin. No se puede hablar de que se produzca
un castigo divino. Es la propia Elvira convertida en fantasma la que conduce a
Don Félix al otro mundo donde estarán juntos para siempre.
Se puede pensar que no es realmente Elvira sino el mismo Diablo
transformado en el fantasma de Elvira quien atrapa a Montemar. Si consideramos
esta idea, vemos que el final se puede entender como que lo que encontramos al
final es el mundo de los muertos donde ambos personajes se unen por propio
deseo de Elvira o bien que los actos de Montemar en vida lo han llevado a ser
conducido por el mismo Diablo al infierno pero sin que esto deba ser
interpretado como un castigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario